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GUÍA DE HELADERÍAS DE MILÁN
Milán, además de ser capital de la moda y el diseño, es también una ciudad con una gran tradición de dulces y helados. La capital lombarda ha sabido cultivar su propia cultura del helado artesanal, convirtiéndolo en un verdadero y elegante ritual urbano.

Hoy en día, Milán presume la mayor densidad de heladerías por cada 10.000 habitantes en toda Italia. La ciudad ofrece un recorrido que va desde las más clásicas y familiares hasta laboratorios contemporáneos donde se experimenta con sabores gastronómicos y técnicas innovadoras. El helado no es solo un capricho de verano, sino una expresión cotidiana del gusto, el detalle y la calidad que definen el estilo de vida milanés. Recorrer sus heladerías es también una manera de leer su historia: la de una ciudad que ha sabido reinventar tradiciones sin perder su esencia.
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Umberto 1934 – Gelateria Artigianale
Fundada en 1934, la historia de Umberto comienza en Nápoles, donde el joven Umberto aprendió el arte del helado en la legendaria heladería Peppino. Años más tarde, trasladó su pasión a Milán y abrió este emblemático local en la Piazza Cinque Giornate, que desde entonces mantiene viva la tradición del helado artesanal con la misma entrega y dedicación que en sus inicios. En Umberto 1934, la calidad es un compromiso diario: los helados se elaboran en el propio obrador con fruta fresca y de temporada, y los sabores cambian cada día según lo que ofrece el mercado, haciendo de cada visita una experiencia única. La esencia de esta heladería reside en el saber hacer transmitido de generación en generación.
Hoy, con 84 años, Elio —yerno del fundador— sigue catando personalmente cada sabor antes de que llegue al mostrador, fiel a un ritual que es tanto profesional como afectivo: “El helado debe ser exactamente como me lo enseñó mi suegro Umberto”, afirma. “Aprendí mirando, y enseñé haciendo”. Entre sus especialidades destacan los limones helados, el affogato —auténtico éxito de la casa— y los sabores clásicos de fruta. El local, con su interior de madera noble, mármol verde, espejos y detalles dorados, conserva intacto el encanto de otra época, junto a una pequeña terraza donde disfrutar del helado como antes, como siempre.
Qué pedir:
Affogato clásico con helado de crema, helados de fruta de temporada
Dirección:
Piazza Cinque Giornate, 4, Milán
Instagram:
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Pasticceria Marchesi
Fundada en 1824, Marchesi es uno de los grandes templos de la repostería milanesa y un emblema de la elegancia clásica. Famosa por su panettone y su refinada pastelería tradicional, su propuesta de helados artesanales mantiene el mismo nivel de sofisticación y cuidado por el detalle.

Con varias ubicaciones en Milán, es en la sede original del barrio de Magenta donde se despliega la mayor variedad de sabores. Frente a la tienda, un encantador carrito de helados invita a disfrutarlos al momento, en un entorno que conserva intacto el aire noble de esta pasticceria histórica. Entrar en Marchesi es como abrir una caja del tiempo: estanterías llenas de dulces, tartas, bollería y tarros de golosinas de colores evocan una Milán de otra época, sobria, delicada y exquisita. Los helados se sirven en copas, terrinas, cucuruchos o en su delicioso brioche relleno, elevando la experiencia a un pequeño ritual de placer.
Qué pedir:
Brioche relleno de helado
Dirección:
Via Santa Maria alla Porta, 11/a, Milán
Instagram:
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Gelateria Solferino
La Heladería Solferino es un pequeño santuario del helado artesanal, gestionado desde hace más de treinta años por la entrañable familia Zubelli. En pleno corazón del histórico barrio de Brera, se ha ganado el estatus de institución tanto entre los vecinos como entre quienes visitan la ciudad. Fiel a una tradición que ha pasado de generación en generación, todos los helados se elaboran en un pequeño obrador al fondo de la tienda, con ingredientes naturales y sin atajos. Rita, el alma de la obrador, recibe a los clientes con una sonrisa y una recomendación amable: su trato cercano y cálido es tan memorable como sus cremas.

La carta se centra en sabores clásicos, preparados con amor y precisión, con especial reputación por sus helados de chocolate —como el Cioccolato Dubai, orgullo de la casa— y el cremoso Zabaglione al Marsala. La oferta cambia con las estaciones, incorporando las frutas de cada momento del año en su punto justo de maduración. También elaboran pasteles helados, cafés, bebidas y dulces tradicionales y cuentan con opciones veganas —incluidos conos sin ingredientes de origen animal— para que todo el mundo pueda disfrutar de un helado "como los de antes". Abren los siete días de la semana, fieles a su vocación de barrio y a una forma de hacer que prioriza el sabor, la cercanía y la autenticidad.
Qué pedir:
Helado de chocolate, de cereza u otras frutas de temporada
Dirección:
Via Solferino, 18, Milán
Instagram:
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Ciacco
A pocos pasos del Duomo y su magnífica plaza, en pleno corazón de la capital lombarda, Ciacco Gelateria sorprende con una propuesta única que reinterpreta el helado italiano desde la ciencia, la ética y el buen producto. Liderado por Stefano Guizzetti, químico de formación y heladero por vocación, este proyecto nació en 2013 en Parma con una voluntad clara: reinventar el helado tradicional respetando su esencia. Su filosofía senz’altro apuesta por la pureza y selección inmejorable de los ingredientes, con el interés por variedades antiguas, cultivos biodinámicos y el contacto con productores locales que comparten una misma visión del mundo sostenible y honesta.

Aunque los sabores más singulares y gastronómicos —como el innovador helado de tortello inspirado en la pasta tradicional italiana con mantequilla, huevo y salvia— puedan atraer a los paladares más curiosos, en Ciacco también brillan con fuerza los sorbetes de frutas y verduras de temporada, simples o combinados, así como los sabores clásicos italianos, elaborados con una maestría excepcional. Cada elaboración demuestra una atención rigurosa al producto y una sensibilidad que va más allá de la técnica. Porque, como afirma el propio Stefano Guizzetti, “el helado es un viaje por la memoria”. Y por si no era suficiente, también preparan deliciosas granitas y affogatos.
Qué pedir:
Para los más atrevidos, “Ricordo de un tortello”
Dirección:
Via Spadari, 13, Milán
Instagram:
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Crema Alta Gelateria
Fundada en 2020 a partir del encuentro entre el diseñador Giorgio Bulgari y el maestro heladero Claudio Torcè, Crema Alta Gelateria aúna elegancia, tradición y una mirada contemporánea sobre el arte del helado. Tienen varias tiendas y su interior, cálido y sofisticado, evoca las antiguas cremerías italianas.

Desde los sabores clásicos, como vainilla o melocotón, hasta creaciones más especiales como el helado de Gorgonzola o la deliciosa combinación de Ricotta con pistacho, cada gusto revela una búsqueda precisa de equilibrio, calidad e innovación. La carta apuesta por ingredientes de temporada, una elaboración cuidada y un espíritu inclusivo: gran parte de los helados son veganos, los conos están elaborados con harinas sin gluten, y la presencia de lactosa es mínima, lo que convierte a Crema Alta en una heladería para todos los públicos sin renunciar a la sofisticación.
Qué pedir:
Chocolate, avellana, crema
Dirección:
Via Fiori Chiari, 16, Milán
Via Giovanni da Procida, 29, Milán
Piazza Napoli, 15, Milán
Instagram:
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Gelateria Paganelli
En la discreta Via Adda, lejos del bullicio turístico y más cerca del día a día de la ciudad, la Gelateria Paganelli guarda el sabor de casi un siglo de historia. Fundada en los años treinta por Ugo Paganelli, esta pequeña heladería artesanal ha sabido conservar el espíritu genuino de sus orígenes. Hoy, es su nieto Francesco quien continúa la tradición con una maestría heredada y una mirada curiosa e innovadora. Su vitrina despliega una rotación semanal de hasta 200 sabores elaborados en el mismo establecimiento, entre los que conviven clásicos de siempre pasados de generación en generación como la crema Paganelli, receta del nonno Ugo, y creaciones originales como el helado de aceite de oliva virgen extra o sus deliciosos sorbetes de vino que, mes a mes, rinden homenaje a pequeñas bodegas de la región.

Pero el universo Paganelli va mucho más allá del helado: semifríos, tortas heladas, polos, sorbetes de vino… En verano, otra protagonista absoluta es la granita: elaborada solo con fruta fresca o, como en el caso de su célebre granita de almendra, hecha con dos variedades distintas de almendras y servida tal y como manda la tradición siciliana. Con un enfoque riguroso y artesanal, y una atención milimétrica a las temperaturas y texturas, Paganelli representa un tesoro vivo en el corazón de Milán: un pequeño templo del gelato donde el pasado, la técnica y la pasión se funden en cada cucharada.
Qué pedir:
Sorbete de vino o la famosa crema Paganelli
Dirección:
Vía Adda, 3, Milán
Instagram:
Zara Home